Cuando adquirimos nuestra primera estilográfica e indagamos sobre su historia, funcionamiento de la misma, la evolución de los mecanismos de llenado o el paso del flujo de tinta, nos preguntaremos el proceso de todo esto, he ahí donde explicaremos el proceso que conlleva desde que la tinta sale de su depósito hasta los puntos del plumín.
El gran desarrollo de la estilográfica se produjo gracias a la posibilidad de mantener una escritura continuada y autónoma, olvidando la dependencia que anteriormente se daban en las escuelas o en casa de los tinteros, así como de los frecuentes borrones y manchas por su utilización cada pocas palabras que escribíamos sobre el papel, cosa que molestaba bastante ya que tenías que volver a empezar . El problema de la autonomía se resolvió con relativa facilidad al incorporar un depósito, con las funciones de tintero cilíndrico, dentro del cuerpo de la estilográfica. Más minucioso fue conseguir que la tinta llegara de forma homogénea hasta el plumín de la estilográfica, responsable final , en gran medida, de la escritura. Como consecuencia de la creación del alimentador, lograron ésta canalización constante y estable, que su cometido es el de suministrar tinta al plumín.
Gracias al alimentador que nos facilita el contacto de la tinta almacenada en el interior de la estilográfica con el plumín, y al estrecho corte-canal longitudinal a lo largo de la estructura permite que la tinta, por el efecto de la gravedad llegue hasta el plumín. El proceso descrito anteriormente, se produce dentro de la boquilla de la estilográfica, ya que es ahí, donde el alimentador y el plumín se ensamblan formando un único conjunto mecánico y donde la canalización del alimentador se convierte en un pequeño conducto hasta el canal formado por los dos gavilanes del plumín. Además, este conducto permite no sólo el avance de la tinta sino también el intercambio de aire necesario hasta el depósito de carga, para que la tinta no sea bloqueada al crearse de otro modo vacío interior.
El hecho importante es cómo la tinta llega del plumín al papel. Para que se produzca ese proceso contamos con el llamado efecto de la capilaridad. Técnicamente, se debe a tensiones moleculares entre láminas superficiales de distinto estado, esto es, sólido, líquido y gaseoso, por lo que se produce dicho efecto.
En el momento de iniciar la escritura, la presión de la mano sobre el papel hará que los gavilanes del plumín se separen ligeramente, abriéndose un pequeñísimo canal entre ellos por donde la tinta se deslizará hasta el papel, gracias al efecto de la capilaridad la corriente de tinta se mantendrá mientras ésta siga siendo demandada en la medida que se vaya absorbiendo por el papel durante el proceso de escribir. De esta forma conseguiremos la deseada escritura estable, uniforme y autónoma. Pero los tiempos evolucionan, y de los sistemas, donde el conducto del alimentador debía ser de gran sección para permitir la circulación de una tinta espesa y densa a la vez que la entrada del aire que se intercambia con el fluido en el depósito de tinta, se ha pasado, por la utilización de tintas más finas y fluidas y por las mejores tecnologías, alimentadores de finísimas secciones provistos de conductos independientes para la tinta y el aire. Sin embargo, todos y cada uno de ellos siguen basados en el mismo y original principio físico que dio pie a este para escribir: el de la capilaridad.